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domingo, 8 de marzo de 2015

El misterioso hombre de Taured.



No son pocas las voces que afirman que no estamos solos en el Universo, pero tampoco son menos las que cada día con más voces afirman que estamos inmersos en realidades paralelas. Realidades que hacen coexistir épocas pasadas y futuras en un mismo tiempo. 


Puede cada uno creer lo que le parezca más acertado, lo cierto es que son varias las historias de personas que afirman ser de otro momento histórico e incluso de países desconocidos, atrapados sin saber cómo y por qué en nuestro tiempo.



Hoy compartiremos la historia del misterioso hombre que afirmaba ser de Taured  o Torda, ambos nombres serían correctos.


La historia de este misterioso hombre comienza en Japón, en 1954, un día como cualquier otro en un aeropuerto como el de una gran ciudad como Tokio. El número de pasajeros era muy grande, cientos de personas cada una con un propósito, embarcar, enlazar con otros vuelos o quedarse en la ciudad. Era una época en la que Japón trataba de recuperarse después de la Segunda Guerra Mundial.

Pero lo que aparentaba que sería un día como otro cualquiera cambió con la llegada de un pasajero que venía procedente de Europa, un hombre que presentó a las autoridades de inmigración un pasaporte totalmente desconocido para ellos. Los trabajadores incluso avisaron a los responsables del lugar, pero ninguno de ellos conocía ni había visto antes semejante pasaporte, que por lo que parecía, era del todo auténtico.

El pasaporte afirmaba que el hombre procedía de un país europeo llamado Taured, situado en el continente europeo. Los responsables decidieron llevar a aquel hombre a una sala de interrogatorios y solucionar aquella extraña situación mientras comprobaban los datos y se aseguraban de que lo que aquel hombre decía era cierto o no. Allí, el extraño hombre afirmó que su país estaba en Europa e incluso les mostró unas cuantas monedas y billetes que se suponía eran de curso legal en Taured, junto a otras monedas de diferentes países europeos.

La situación tenía descolocados a los miembros del departamento de inmigración del aeropuerto, y frente a su incredulidad y la paciencia del extraño hombre, éste pronto comenzó a inquietarse, ya que afirmaba que estaba en Japón por motivos de negocios, que era la tercera vez en ese año que hacía el mismo viaje y nunca le habían puesto problemas para entrar. Aseguraba que llevaba algo más de cinco años haciendo varios viajes al año para tratar temas de negocios de su empresa, una multinacional con intereses en Japón y que nunca le habían negado la entrada.

Es justo ahora cuando la historia se pone interesante, ya que según pudieron comprobar, lo que el hombre decía era completamente cierto, los sellos de su pasaporte corroboraban lo que él decía, había estado entrando desde hacía años a Japón, pero nadie sabía nada del país al que el hombre decía pertenecer. Igual que la empresa con la que se suponía que se debía reunir, que aseguró a las autoridades que no lo conocían y que no tenía prevista ninguna reunión con él.

Aquel hombre presentó un permiso de conducir de su país, Taured, así como otra internacional válida y real, así como un talonario de cheques que pertenecía a una entidad bancaria que nadie conocía. Para más inri, el hotel donde aseguraba que iba a alojarse decía que no tenía constancia alguna de una reserva a su nombre. Nadie parecía conocerlo, nadie sabía nada de él.

En la entrevista que le hicieron supieron que hablaba varios idioma, incluido el japonés, pero que su lengua materna era el francés. Ante el desconcierto, decidieron mostrarle un mapa mundial para que les dijera dónde estaba su país, Taured, pero al verlo aseguró que en ese mapa su país no estaba reflejado. Marcó una zona situada entre España y Francia, lo que conocemos como el Principado de Andorra, pero aquel hombre decía que su país llevaba allí más de 1000 años y que no conocía otro nombre para su país que no fuera Taured.

Ante tal situación y debido a la imposibilidad de sacar nada en claro, las autoridades decidieron llevar a aquel hombre a un hotel cercano para que pasara la noche mientras se trataba de esclarecer toda aquella extraña situación. Allí, en una habitación reservada para el hombre, las autoridades pusieron en la puerta vigilantes con la orden expresa de que nadie entrara ni saliera, y mucho menos permitieran al extraño hombre que abandonara la habitación hasta que ellos dieran autorización expresa de ello.

La mañana siguiente, cuando los funcionarios fueron a recoger al hombre para continuar con las investigaciones, descubrieron que en la habitación no había nadie. Ni rastro de aquel hombre. Los vigilantes aseguraron que en ningún momento escucharon ruidos y que nadie salió ni entró de aquella habitación en toda la noche. La ventana, que podría haber sido la vía de escape, carecía de cornisa y se encontraba en una planta bastante elevada. 


Así todo, tanto las autoridades de inmigración como la policía de Tokio realizaron una intensa búsqueda, pero tras varios días, el resultado oficial fue que el hombre del país desconocido no existió oficialmente y nunca se volvió a saber nada más de él.



En próximas entradas hablaremos de otros hombres que, tras aparecer de manera extraña, aseguraron pertenecer a países y tiempos que no se correspondían con el nuestro. Personas que han quedado atrapadas en el tiempo, seres atemporales, viajeros del tiempo.



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