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martes, 3 de marzo de 2015

Las catacumbas de París


Cuando hablamos de cementerios a todo el mundo le entra el miedo, bien sea por lo que representa o bien por el miedo a encontrarse con algún extraño acompañante. Este temor está fundamentado en el hecho mismo de la muerte, los cementerios son lugares en los que yacen las personas tras su último suspiro. 

Imaginemos que estamos en un cementerio, pero no un cementerio normal, uno en el que reposan los restos de miles de personas. Puede que no lo hayas visualizado correctamente, pero te presento ese cementerio, real y abierto al público, se trata de las Catacumbas de París.

La historia de estas catacumbas se remonta al S. XVIII, cuando la población de los cementerios de algunas de las regiones de París era tan elevada que tan solo los ricos podían costearse una tumba en cementerios centrales. Se llegó al extremo que por la falta de espacio donde enterrar, los pobres comenzaron a ser enterrados en fosas comunes que, cuando quedaban llenas de restos humanos, eran cubiertas y reconstruidas unas sobre otras. 

Esta técnica provocó más problemas que beneficios, ya que el aumento desmesurado de cadáveres en fosas comunes fomentó que la descomposición de los mismos se acelerase y los olores inundaron las calles, así como las epidemias y las enfermedades que aumentaban, aun más, la muerte de los ciudadanos.

Ante esta tremenda situación, los habitantes de las localidades donde más virulentas fueron las epidemias comenzaron a quejarse por esta costumbre, y a finales de siglo, Alexandre Lenoir, tuvo la idea de usar unas viejas minas bajo la ciudad que atravesaban la ciudad a través de la “Avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy” (Avenida del Coronel Henri Rol-Tanguy), de donde sacaban años antes piedra caliza para la construcción de edificios y monumentos y en desuso.

“Les Carriéres de Paris” (Las canteras de Paris) fueron utilizadas para formar las famosas catacumbas, siendo establecidas por el teniente general de la policía, Thiroux de Crosne, y el inspector general de las minas Monsieur Guillaumont, en 1786.

Los restos trasladados a las minas provenían del cementerio de “Saint Nicholas des Champs” y pertenecían a las personas que murierion durante los disturbios de Place de Créve, el Hotel de Brienne y Rue Mesiée. El trabajo de traslado de los restos se prolongó durante un año, trabajando sólo por las noches, finalizando en 1870 cuando el último de los más de 6 millones de cuerpos quedó ubicado en este sitio para siempre.


La cultura de París, exige utilizar los elementos de su ambiente como formas distintas de arte, por ello los encargados del proyecto atinaron a realizar murales, altares, cruces y demás figuras peculiares con los restos humanos. La serie de cráneos y huesos dan forma a un sistema de túneles subterráneos de aproximadamente 300 kilómetros, donde las inmensas murallas de huesos de distintas épocas han formado un pasadizo muy interesante de ver.

Actualmente, sólo una parte de estos túneles se encuentran abiertos al público, pues se descubrió que se llevaban a cabo rituales de magia negra dentro de las catacumbas, por esto el lugar no se considera uno de los sitios turísticos más visitados de la región. Se dice que existen algunas entradas a los alrededores de la Avenida que permiten el acceso a todos aquellos curiosos que desean ver más de lo que la visita guiada les puede proporcionar.

En este lugar se estableció parte del grupo de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, quienes aprovecharon el lugar como escondite. Hay personas que afirman haber tenido experiencias sobrenaturales al visitar este recinto, como apariciones, la sensación de que alguien los observa o los sigue durante su recorrido...