Para comenzar con esta increíble historia, hemos primero de
saber quién es Elisa Lam, persona que da título y protagonismo a lo que a
continuación os contaré.
Elisa Lam era una joven canadiense de 21 años estudiante de
la Universidad British Columbia, que decidió erróneamente hospedarse en el
Hotel Cecil, de Los Ángeles, durante su visita a la ciudad. Se sabe que Elisa
estaba a diario en contacto con sus padres, con los que mantenía video-llamadas
todos los días sin excepción. El 31 de enero del 2013, sin razón ni motivo
aparente corta las comunicaciones con sus progenitores, lo que hace que éstos
se preocupen. Poco pueden hacer hasta pasar el tiempo legal para interponer la
denuncia correspondiente, cosa que sucede y comienza su búsqueda.
Lo primero que se investiga es su último paradero, su
habitación del Hotel Cecil, que se mantiene en orden, sin señal alguna de
violencia, cosa que inquieta a los investigadores. Se continuaron las
investigaciones a la vez que se pusieron cientos de carteles por toda la
ciudad solicitando ayuda y colaboración
para encontrarla. Pero ahora comienza lo extraño...
Lo primero que investigó la policía fueron las grabaciones
de las cámaras de seguridad, en la que se ve a Elisa en uno de los ascensores
con un comportamiento más que extraño, para salir de él y nunca más volver a
verla.
19 días después de la desaparición de Elisa, huéspedes del
citado hotel se quejaron de la falta de presión que tenían los grifos y el mal
olor que despedía el poco agua que de ellos salía. Los técnicos de
mantenimiento del hotel fue a revisar los depósitos de agua potable que se
encuentran en la azotea del edificio, y fue allí, en uno de aquellos depósitos
donde encontraron el cuerpo flotando y en avanzado estado de descomposición del
Elisa Lam. La autopsia que se le realizó descartó signos de violencia, fuerza o
golpe alguno que indicara que trató de huir, escapar o salir que aquel tanque
de agua. Así mismo descartó resto alguno de sustancias psicotrópicas, alcohol o
cualquier otro tipo de sustancia que pudiera alterar su estado mental. Se
conoce que tampoco tenía antecedente alguno de trastorno o enfermedad mental.
Pero lo cierto es que el video en el que se ve a Elisa por última vez arroja
muchas dudas.
En la última grabación en la que se ve a Elisa con vida, se
puede apreciar como la joven se encuentra en un estado de ansiedad, asustada y
tratando de esconderse o huir de algo o alguien, al que no podemos ver. Trata
de manera desesperada de pulsar todos los botones del ascensor, sin que éste
cierre si quiera las puertas, y termina manteniendo lo que parece una
conversación con algo o alguien que la cámara no recoge. Ese es su último
momento de vida que podemos certificar.
Desde el momento en el que se descubrió su cuerpo en el
depósito de agua, han corrido ríos de tinta a cerca de múltiples teorías sobre
la muerte de Elisa, pero lo cierto es que, el cuerpo no presentaba signos de
violencia, no se hallaron restos de sustancias que pudieran alterar su estado
de conciencia, y el depósito en el que se localizó su cuerpo, tuvo que ser
cortado ex profeso, debido al elevado peso de su tapadera, además de poseer un
sensor de movimiento que activa una alarma en caso de abrirse.
Si parece extraño el suceso, ahora que ya sabemos quién era
Elia Lam y lo que le sucedió, veamos ahora un poco de la historia conocida del
Hotel Cecil de Los Ángeles.
El Hotel Cecil de Los Ángeles se encuentra ubicado en 640 S.
Main Street, de Los Ángeles, por supuesto, y su historia es tan larga como
oscura en cuanto a los extraños casos de muertes sucedidas entre sus muros.
Se trata de un hotel grande, construido como una torre, con
600 habitaciones creadas para ofrecer alojamiento a viajeros de paso en la
ciudad, pero que desde sus inicios ha sido lugar de acogida para personajes un
tanto oscuros. Está certificado que entre sus inquilinos más conocidos están
por ejemplo:
Richard Ramírez (más conocido como El acechador nocturno) que se
hospedó en el Hotel Cecil durante cuatro meses. Depredador que actuó entre
junio de 1984 y agosto de 1985 que fue capturado. Apenas un año en el que se le
imputaron catorce asesinatos, cinco intentos de asesinato, nueve violaciones,
entre las cuales tres fueron a menores, dos secuestros, solía secuestrar niños
para abandonarlos a cientos de kilómetros de su casa sólo por el placer de
hacerlos sufrir, cuatro actos de sodomía, dos felaciones forzadas, cinco robos
y catorce allanamientos de morada, si bien es cierto que se estima que actuó en
muchas más ocasiones.
Johann "Jack"
Unterweger (más conocido como El
Estrangulador de Viena) fue un escritor y además un asesino en serie austríaco
que mató 12 prostitutas de diferentes países. Su primera condena por asesinato
llegaría en 1974, aunque sería liberado en 1990 gracias a una campaña de
intelectuales y políticos, con lo que se exhibía a Unterwerger como un ejemplo
de rehabilitación. Posteriormente en escritor y periodista, aunque a los nueve
meses de su introducción a la sociedad, volvería a cometer asesinatos.
Unterweger se suicidaría en la prisión después de ser condenado a cadena
perpetua.
Elizabeth Short (más
conocida como La Dalia Negra tras su muerte) fue una mujer estadounidense,
víctima de un horrible y muy publicitado asesinato. Fue encontrada severamente
mutilada y su cuerpo descuartizado, el 15 de enero de 1947 en Leimert Park (Los
Ángeles, California). El asesinato, que sigue sin resolverse.
Helen Gurnee, de
50 años, saltó por una ventana del séptimo piso, aterrizando en la marquesina
del Hotel, el 22 de octubre de 1954.
Julia Moore,
saltó desde la ventana de su habitación en la planta octava, el 11 de febrero
de 1962.
Pauline Otton, de
27 años, saltó desde una ventana del noveno piso tras una discusión con su
marido, el 12 de octubre de 1962, cayendo sobre George Gianinni, de 65 años,
que caminaba tranquilamente por la acera, 90 metros más abajo. Ambos murieron
al instante.
También se perpetro el asesinato de uno de sus residentes. "Pigeon Goldie" Osgood, un
telefonista retirado, conocido por proteger y alimentar a las palomas en un
parque cercano. Fue hallado muerto en su desvalijada habitación, el 4 de junio
de 1964. Había sido apuñalado, estrangulado y violado. El crimen sigue sin
resolverse".
Estos son sólo algunos de los personajes que por este Hotel
han pasado, pero da la coincidencia que Bernard Díaz, un anciano de 89 años,
que viven en el Hotel Cecil desde hace más de 32, afirma que la noche en que
desapareció Elisa, escuchó un ruido muy fuerte proveniente del piso de arriba,
y que su piso sufrió misteriosas inundaciones.
Casualidad o superstición, lo cierto es que la serie de
hechos que te acabo de contar están lo suficientemente documentados para que
saques tus propias conclusiones, yo ya lo he hecho. Si te gustan las
experiencias fuertes, por apenas 80 dólares tienes la posibilidad de alojarte
en una de sus habitaciones, con todo incluido...
Este es el vídeo en el que se puede ver a Elisa Lam por última
vez con vida: