Hoy quiero compartir con todos vosotros una historia que os
dejará impresionados. Se trata de la historia de la Mansión Winchester, casa
familiar del inventor del rifle que lleva su nombre.
Tras la muerte del heredero de la Winchester Arms Company,
su viuda Sarah descubrió que estaba bajo una maldición. La armas creadas por la
empresa familiar habían sido las causantes de miles de personas, cuyas almas,
ahora sin descanso, la buscaban para vengarse.
Sarah creyó que, la única oportunidad de poder llevar una
vida normal, a pesar de todo, era construir una casa de forma permanente, para
así dejar de huir. Pero si la casa nunca dejaba de construirse, nunca llegase a
estar terminada, los fantasmas no podrían llegar a instalarse en ella. Y ese
fue su único objetivo en la vida, construir una casa que, por sus
características, lograse atrapar o confundir a los espíritus.
Así, la viuda de Samuel Winchester, el inventor del rifle de
repetición, mandó construir una casa que se estuvo construyendo durante 38 años
de manera ininterrumpida, justo hasta el momento de la muerte de Sarah. La
citada casa está llena de trampas para los fantasmas, como pueden ser puertas
pequeñas o que no conducen a ninguna parte, ventanas que miran dentro de otra
estancia de la casa... Y una curiosidad es que, a pesar del enorme tamaño de la
casa, sólo hay dos espejos en toda la mansión. Esto se debe a que Sarah creía
que los espíritus temían a su propio reflejo.
Sarah murió con 82 años, y en estos momento su casa está
convertida en un museo o parque del terror, el Winchester Mystery House, y la
anuncian como "la casa norteamericana más embrujada, la Misteriosa Mansión
Winchester, tiene 4 pisos, 467 entradas, 47 chimeneas y 2 espejos".
Tras dedicar la mayor parte de su vida a construir su
mansión y engañar con sus encondites a los fantasmas, Sarah falleció mientras
dormía a la edad de 82 años. Desde entonces han sucedido muchos acontecimientos
extraños y continúan en la actualidad en esa mansión. Los psíquicos han
visitado la casa y creen que muchos espíritus deambulan por ella, ¡junto con el
fantasma de Sarah Winchester!
Debido al actual uso que se le da a la Mansión Winchester,
miles de personas la visitan cada año, así que se pueden encontrar muchos casos
de personas, con nombre y apellidos y profesiones muy diversas que aseguran que
han habido muchos encuentros y sucesos inusuales incluyendo pasos, portazos,
voces extrañas y las famosas manchas frías. Es una de las casas más raras, sino
embrujadas, de Norteamérica.
Realmente la Mansión Winchester es un lugar extraño como
pocos, y no es casualidad que en el umbral de la puerta se observe un cartel en
el que avisa: "La casa Winchester sólo se puede visitar acompañado. No
desviarse nunca del recorrido propuesto porque nadie puede garantizar que el
visitante perdido sea encontrado nuevamente".
Visitar sus 160 habitaciones y enfrentarse cara a cara con
los misterios y fenómenos extraños que dieron a la mansión su nombre; una
ventana construida en el interior del piso, escaleras que conducen a ninguna
parte, una chimenea que se alza cuatro pisos, puertas que al abrirse sólo dejan
ver una pared en blanco, los pilares al revés. Nadie ha podido dar explicación
a los misterios que todavía ahora existen dentro de la mansión de Winchester...
Sarah Winchester invirtió su herencia de más de 20.000.000
millones de dólares para construir la casa, su única obsesión, y así conseguir
la paz eterna y apaciguar a los malos espíritus.
Escalera de 13 escalones que no
conduce a ninguna parte
Una visita a la casa del misterio de Winchester no es una
visita completa hasta que ha dado un paseo por los hermosos jardines
victorianos que la rodean. Sarah Winchester se tomo muchas molestias para que
estuviera perfecto y tuvo a ocho jardineros a jornada completa cuidando de todos
y cada uno de los árboles, plantas y flores importados de todas las partes del
mundo. Se encontrará cara a cara con grandes estatuas mitológicas y animales
como ciervos, cisnes, reptiles y varias especies más.
Sarah Winchester
Para entender algo de esta casa, hay que conocer la historia
de su dueña, Sarah Winchester, que dedicó 38 años a hacer y deshacer
habitaciones, puertas, escaleras y techos. Aunque la casa sufrió algunos daños
serios en el terremoto de San Francisco de 1906, fue restaurada y hoy se pueden
conocer las habitaciones y sectores principales, en visitas de una o dos horas.
Sarah, se había casado en 1862 con William Winchester, el
heredero de la famosa fábrica de rifles a repetición que fue uno de los pilares
de la conquista del oeste norteamericano. Cuando todo parecía encaminado -un
matrimonio bien avenido en la alta sociedad de la Costa Este, una fortuna
consolidada, un futuro brillante-, Sarah sufrió dos golpes de los que nunca se
recuperaría: la muerte prematura de su hija Annie y, años después, la de su
marido. Probablemente aparecieron allí las primeras señales de un desequilibrio
que dictaría su rara conducta respecto de la casa.
Sin poder encontrar una razón natural para su tragedia, la
buscó en lo sobrenatural. Y aconsejada por una médium de Boston, según la cual
la pobre mujer estaba pagando las culpas de los Winchester, acosada por una
legión de indios y soldados muertos por las balas de los rifles durante la
conquista del Oeste y la Guerra de Secesión, decidió mudarse y hacer todo lo
necesario para calmar a los espíritus malignos.
Si les construía una casa especial para ellos, estaría a
salvo mientras duraran las obras. En caso contrario, según la médium, sería la
siguiente víctima de la lista. Cuánto de superstición y cuánto de desequilibrio
había en Sarah Winchester, es difícil medirlo. Pero con su mudanza a una granja
de ocho habitaciones en San José comenzó la leyenda de la Winchester Mystery
House.
Sarah murió en 1922. Entonces la casa, que había llegado a
tener entre 500 y 600 habitaciones, tenía 160 cuartos, con 2000 puertas, 10.000
ventanas, 47 hogares, 47 escaleras, 13 baños y 6 cocinas.
La habitación donde dormía Sarah
Winchester
Se dice que ya anciana, pero siempre con una memoria
prodigiosa, podía recitar uno a uno los objetos de cada habitación. Pero no es
eso lo más curioso, sino una serie de rarezas en la construcción que nunca
pudieron ser bien explicadas. Hay escaleras en forma de Y, escaleras con
numerosos escalones, pero de pocos centímetros de altura cada uno, y escaleras
que llevan a la nada.
También aparece durante el recorrido una notable obsesión
con el número 13: hay 13 baños (al decimotercero se llega subiendo 13
escalones, y cuenta con 13 ventanas), todas las rejillas de desagüe tienen 13
agujeros, muchas ventanas están compuestas por 13 paneles, el pavimento de la
entrada está dividido en 13 sectores, y en el dormitorio de Sarah hay un
armario con 13 ganchos donde se colgaban 13 vestidos. Los que usaba durante sus
sesiones de espiritismo. La lista de otros 13 es larga: 13 cúpulas de cristal,
escaleras de 13 escalones, 13 partes en el testamento de la dueña de la casa,
que fue firmado 13 veces...