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viernes, 26 de febrero de 2016

El misterio de los astronautas que murieron sonriendo






A pesar de que muchos han sido los avances que el hombre y la ciencia han tenido en los últimos años, la mayor de las incertidumbres, así como la más grande de las obsesiones de los científicos y curiosos, es el espacio. Ese gran desconocido.

Muchos han sido los sucesos acaecidos durante las misiones espaciales que se escapan en ocasiones a las propias leyes de la lógica y la razón. Muchos misterios que hasta el día de hoy continúan sin respuesta... Como el de los tres astronautas que murieron sonriendo.

Corría el año 1971, concretamente el 6 de junio, cuando tres astronautas rusos arrancaban la que sería una de las misiones aeroespaciales más misteriosas de la historia sin ellos saberlo. Era un momento histórico en el que Estados Unidos y Rusia competían por ser los pioneros en los descubrimientos espaciales así como por liderar la carrera espacial, pero esta misión no pasaría a la posteridad por eso precisamente.

Tan sólo un par de días después de haber comenzado la misión, los astronautas comenzaron a llevar a cabo los primeros trabajos que debían. Muchos de ellos trascendían al mundo entero con la mayor de las intencionalidades, la propaganda de los triunfadores. Pero poco duró la alegría...

La Soyuz 11 tenía que ser conocida como la primera misión tripulada con la misión de habitar una estación espacial, con los astronautas Viktor Patsayev, Vladislav Vólkov y Gueorgui Dobrovolsk como protagonistas de la hazaña.

Los trabajos que realizaban durante los siguientes días transcurrieron con total normalidad, muchos de los experimentos y trabajos que tenían que realizar eran rutinarios, por lo que poco más que los resultados esperados se obtenían de ellos, además de una serie de ejercicios para probar la ingravidez, cosa que hasta el momento nunca antes habían hecho. 

En total estuvieron 22 días en el espacio, todo un récord para el hombre en aquellos momentos y se decidió que era el momento de que la misión concluyese, era hora de regresar a casa. 

Las comunicaciones estaban dentro de lo esperado, nada raro hacía temer por la misión y mucho menos por la vida de aquellos que la protagonizaban. Hubo un lapso de tiempo en el que no se tuvo contacto con la Soyuz 11, pero entraba dentro de lo esperado, coincidía con el momento en el que la nave atravesaba la ionosfera, nada por lo que alarmarse. 

Pero algo sucedió... Algo que nadie esperaba y que logró tensar los músculos faciales de todos los presentes. Tras haber tocado suelo, todo el equipo corrió a recibir a los héroes, pero ninguno de ellos se movía, ninguno hacía gesto alguno, estaban los tres muertos... Pero sonreían.

Los tres astronautas se encontraban sin vida en el interior de la nave, tranquilos, sin gesto alguno de tensión o miedo, los tres tenían una misteriosa y macabra sonrisa dibujada en el rostro...

Algo les sucedió tras el último contacto con la base, algo que durante su viaje de regreso a casa truncó la esperanza de volver a ver a sus seres queridos, algo o alguien se interpuso entre ellos y su historia... Pero los tres parecían felices por lo que habían visto o por haberse encontrado con algo o alguien en su camino.

Durante un tiempo se pensó que tal vez, la cabina había sufrido una descompresión repentina, pero las autopsias revelaron que no existía ningún tipo de hemorragia interna. No había trombosis, ni infartos… sólo aquellas sonrisas. Aquellas siniestras sonrisas de felicidad.

Una de las explicaciones que se aportaron fue la de un médico turco, Gultekin Gaymec,quien recordó a las autoridades médicas y técnicas la terrible intensidad de las cargas eléctricas que existen en la atmósfera, y que suelen seguir unos ciclos muy pautados. Fue seguramente en el momento en que entraron a la ionosfera cuando sufrieron estas descargas, instante en que se elevó quizá en dosis mortales la alcalosis en la sangre y tejidos, originando así que el corazón se detuviera, provocando ese terrible rictus en los tres astronautas…

Desde entonces, y a raíz del desastre de la Soyuz 11, nuestras naves espaciales están mejor protegidas exteriormente para hacer frente a los efectos de los campos eléctricos y la actividad solar. Se desconoce a ciencia cierta que provocó la muerte de estos tres astronautas, puesto que no se llegó a un diagnóstico claro. Pero lo que sí podemos intuir es que, a pesar de morir con una sonrisa en sus rostros, no se fueron de este mundo con grata felicidad o complacencia…