No son pocas las voces que afirman que no estamos solos en
el Universo, pero tampoco son menos las que cada día con más voces afirman que
estamos inmersos en realidades paralelas. Realidades que hacen coexistir épocas
pasadas y futuras en un mismo tiempo.
Puede cada uno creer lo que le parezca más acertado, lo cierto es que son
varias las historias de personas que afirman ser de otro momento histórico e
incluso de países desconocidos, atrapados sin saber cómo y por qué en nuestro
tiempo.
Hoy compartiremos la historia del misterioso hombre que
afirmaba ser de Taured o Torda, ambos
nombres serían correctos.
La historia de este misterioso hombre comienza en Japón, en
1954, un día como cualquier otro en un aeropuerto como el de una gran ciudad
como Tokio. El número de pasajeros era muy grande, cientos de personas cada una
con un propósito, embarcar, enlazar con otros vuelos o quedarse en la ciudad.
Era una época en la que Japón trataba de recuperarse después de la Segunda
Guerra Mundial.
Pero lo que aparentaba que sería un día como otro cualquiera
cambió con la llegada de un pasajero que venía procedente de Europa, un hombre
que presentó a las autoridades de inmigración un pasaporte totalmente
desconocido para ellos. Los trabajadores incluso avisaron a los responsables
del lugar, pero ninguno de ellos conocía ni había visto antes semejante
pasaporte, que por lo que parecía, era del todo auténtico.
El pasaporte afirmaba que el hombre procedía de un país
europeo llamado Taured, situado en el continente europeo. Los responsables
decidieron llevar a aquel hombre a una sala de interrogatorios y solucionar
aquella extraña situación mientras comprobaban los datos y se aseguraban de que
lo que aquel hombre decía era cierto o no. Allí, el extraño hombre afirmó que su
país estaba en Europa e incluso les mostró unas cuantas monedas y billetes que
se suponía eran de curso legal en Taured, junto a otras monedas de diferentes
países europeos.
La situación tenía descolocados a los miembros del
departamento de inmigración del aeropuerto, y frente a su incredulidad y la
paciencia del extraño hombre, éste pronto comenzó a inquietarse, ya que
afirmaba que estaba en Japón por motivos de negocios, que era la tercera vez en
ese año que hacía el mismo viaje y nunca le habían puesto problemas para
entrar. Aseguraba que llevaba algo más de cinco años haciendo varios viajes al
año para tratar temas de negocios de su empresa, una multinacional con
intereses en Japón y que nunca le habían negado la entrada.
Es justo ahora cuando la historia se pone interesante, ya
que según pudieron comprobar, lo que el hombre decía era completamente cierto,
los sellos de su pasaporte corroboraban lo que él decía, había estado entrando
desde hacía años a Japón, pero nadie sabía nada del país al que el hombre decía
pertenecer. Igual que la empresa con la que se suponía que se debía reunir, que
aseguró a las autoridades que no lo conocían y que no tenía prevista ninguna
reunión con él.
Aquel hombre presentó un permiso de conducir de su país,
Taured, así como otra internacional válida y real, así como un talonario de
cheques que pertenecía a una entidad bancaria que nadie conocía. Para más inri,
el hotel donde aseguraba que iba a alojarse decía que no tenía constancia
alguna de una reserva a su nombre. Nadie parecía conocerlo, nadie sabía nada de
él.
En la entrevista que le hicieron supieron que hablaba varios
idioma, incluido el japonés, pero que su lengua materna era el francés. Ante el
desconcierto, decidieron mostrarle un mapa mundial para que les dijera dónde estaba
su país, Taured, pero al verlo aseguró que en ese mapa su país no estaba
reflejado. Marcó una zona situada entre España y Francia, lo que conocemos como
el Principado de Andorra, pero aquel hombre decía que su país llevaba allí más
de 1000 años y que no conocía otro nombre para su país que no fuera Taured.
Ante tal situación y debido a la imposibilidad de sacar nada
en claro, las autoridades decidieron llevar a aquel hombre a un hotel cercano
para que pasara la noche mientras se trataba de esclarecer toda aquella extraña
situación. Allí, en una habitación reservada para el hombre, las autoridades
pusieron en la puerta vigilantes con la orden expresa de que nadie entrara ni
saliera, y mucho menos permitieran al extraño hombre que abandonara la
habitación hasta que ellos dieran autorización expresa de ello.
La mañana siguiente, cuando los funcionarios fueron a
recoger al hombre para continuar con las investigaciones, descubrieron que en
la habitación no había nadie. Ni rastro de aquel hombre. Los vigilantes
aseguraron que en ningún momento escucharon ruidos y que nadie salió ni entró
de aquella habitación en toda la noche. La ventana, que podría haber sido la
vía de escape, carecía de cornisa y se encontraba en una planta bastante
elevada.
Así todo, tanto las autoridades de inmigración como la policía de Tokio
realizaron una intensa búsqueda, pero tras varios días, el resultado oficial
fue que el hombre del país desconocido no existió oficialmente y nunca se
volvió a saber nada más de él.
En próximas entradas hablaremos de otros hombres que, tras
aparecer de manera extraña, aseguraron pertenecer a países y tiempos que no se
correspondían con el nuestro. Personas que han quedado atrapadas en el tiempo,
seres atemporales, viajeros del tiempo.
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