Desde tiempos inmemoriales, la ciudad de Toledo ha sido
elegida por seguidores y aprendices de las artes oscuras como ciudad de
obligado paso y referencia. En numerosos escritos, leyendas e incluso registros
de épocas pasadas ha quedado reflejada de forma indiscutible la presencia del Diablo
en Toledo.
Es una ciudad de tradición oscura, y de ello no cabe la
menor duda. Nos recuerda la historia que hubo un época donde era la ciudad
donde más personas religiosas habían. Buena muestra de ello es la arquitectura
que aun muestra imponente la ciudad a quienes la visitan. Es por ello que
resulta llamativo que haya ese contraste entre los religiosos y los seguidores
de las artes oscuras.
A pesar de que muchos se empeñan en desmentirlo y hacer uso
de las leyendas y habladurías populares para desmentirlo, lo cierto es que con
un simple paseo por las calles de Toledo podemos sentir la fuerza con que el
Diablo está presente.
Ejemplo de ello es la famosa "Callejón del
Diablo", que se encuentra en la zona más céntrica de la ciudad; o incluso
el "Callejón del Infierno"; lo que no deja lugar a posibles dudas de
la influencia de Satán en Toledo.
Como decimos, la influencia del Diablo el Toledo viene de
muy antiguo, ya en 1751 hay escritos que hacen referencia a un "Mesón del
Diablo", así como numerosas leyendas e historias locales pasadas por
tradición oral entre los habitantes de la capital castellana.
A pesar de la gran influencia que ejerció los religiosos católicos
por hacer desaparecer todo vestigio de Satanás de la capital, si observamos con
detenimiento cualquiera de las construcciones religiosas de la cuidad, podremos
observar como en todas ellas hay un cantidad desmesurada de figuras
relacionadas con el Maligno. Bien mediante gárgolas, en esculturas, pinturas o
escondidas en la ornamentación de una fachada, la presencia de indicadores de
Satanás es constante incluso en los edificios religiosos más representativos de
Toledo.
La ciudad y cada una de sus calles esconde grandes
cantidades de secretos aun por descubrir, aguardando a ser descubierto por un
observador visitante y hacerse ver al mundo. Sea como fuere, Toledo es y
seguirá siendo "La ciudad del Diablo"...