Si hay algo extraño de lo que todo el mundo habla en estos días es del
famoso vestido de colores. Nos referimos a ese vestido que, según la persona
que lo mire es de un color u otro.
La explicación está en la diferente percepción que hace cada uno de
nuestros cerebros de los colores.
Las retinas de nuestros ojos permiten a nuestro cerebro interpretar los
colores. Éstas están divididas en dos: bastones y conos, que son los que
permiten ver a nuestro ojo las apariencias de la textura en las partes
coloreadas; Los conos ven los colores,
los bastones ven las sombras. Los conos se ponen en funcionamiento cuando no
hay suficiente luz en lo que estamos viendo.
Así, en la famosa fotografía del vestido que cambia de color, mientras una
persona puede ver la tela de color blando, otra puede ver la misma azul, ya que
sus ojos responden primero a la luz tenue.
A razón de la oscuridad que le apliquemos a la imagen,
podremos comprobar como los tonos que percibimos cambian y se perciben como
negros y azules, mientras que por el contrario, si aplicamos luz a la imagen,
los tonos que percibiremos serán blancos y morados.
Sin más misterio que la lógica
científica. #thedress