Atendiendo a lo que alguno de vosotros me solicitó, hay
vamos a compartir la historia de dos músicos, dos violinistas que pasaron a la
historia por ser verdaderos genios del violín, pero también conoceremos sus
extraños y misteriosos vínculos con el Diablo. Hoy conoceremos la misteriosa historia de Giuseppe Tartini y Nicilo Paganini.
Si hay una canción por excelencia dedicada al mismísimo
Diablo, esa es precisamente "La sonata del Diablo", de Giuseppe
Tartini.
Giuseppe Tartini fue un músico del S.XVIII al que desde
siempre acompañó un aura de misterio. Un aire misterioso rodeaba todo aquello
que hacía o componía, por lo que parecía desde sus comienzos estar predestinado
a componer "La sonata del Diablo".
Los problemas causados por haberse enamorado de quien se
enamoró, una dama con la que finalmente se logró casar, pero que también era
pretendida por el Cardenal Cornano, lo que le causó múltiples enfrentamientos y
amenazas, llegando a provocar su exilio.
Pero su pasión siempre fue la música, y eso no logró
remediarlo nadie. Tartini, obsesionado como estaba con perfeccionar su técnica,
se cuenta que llegaba a pasarse hasta 12 horas seguidas practicando y
componiendo. Su objetivo era convertirse en el mejor violinista de la historia
y parece que si no lo fue, poco le faltó.
Tenía por costumbre encerrarse y practicar hasta la
extenuación, llegando al punto de conseguir "inventar" un nuevo sonido,
el llamado "Sonido de Tartini" o el "Tercer sonido". Además
fue el creador de complejos tratados musicales y un compositor único. Cabe
decir que en sus composiciones, Tartini tenía la costumbre de anotar versos,
como buen amante de la poesía que era, pero esas anotaciones son otro de los
grandes misterios que lo acompañaban, ya que son casi indescriptibles.
Pero si por una cosa pasó a la historia Giuseppe Tartini fue
por lo que él mismo relató:
"Una noche, en 1713, soñé que había hecho un
pacto con el Diablo y estaba a mis órdenes. Todo me salía maravillosamente bien;
todos mis deseos eran anticipados y satisfechos con creces por mi nuevo
sirviente. Ocurrió que, en un momento dado, le di mi violín y lo desafié a que
tocara para mí una pieza romántica. Mi asombro fue tan enorme cuando lo escuché
tocar, con gran bravura e inteligencia, una sonata tan singular y romántica
como nunca antes había oído. Tal fue mi maravilla, éxtasis y deleite que quedé
pasmado y una violenta emoción me despertó. Inmediatamente tomé mi violín,
deseando recordar al menos una parte de lo que acababa de escuchar, pero fue en
vano. La sonata que compuse entonces es, por lejos, la mejor que jamás he
escrito y aún la llamo "La sonata del Diablo", pero resultó tan
inferior a lo que había oído en el sueño que me hubiera gustado romper mi
violín en pedazos y abandonar la música para siempre."
Se dice que tras este sueño, influenciado o guiado por el
mismo Diablo, Tartini pasó a la historia por componer la que fue conocida como
la mejor y más difícil composición para violín de la historia. No sabemos si
fue realmente ayudado por el Diablo o no, pero la obra de Tartini consta de más
de 150 conciertos y más de 100 sonatas para violín, por supuesto.
Aquí podéis escuchar la famosa "Sonata del Diablo".
Aquí podéis escuchar la famosa "Sonata del Diablo".
Pero si la historia del Giuseppe Tartini sabía a poco, en el
mismo siglo nació Nicolo Paganini, violinista y genio. Se dice que hasta el día
de hoy, es el mejor violinista que ha existido.
La historia de Paganini no tiene nada que envidiar a la de Tartini.
Paganini, muy poco agraciado físicamente, desde muy niño fue educado en el
violín, primero por su padre, quien lo educaba durante extenuantes sesiones con
extrema dureza, llegando incluso a pegarle, tanto en privado como en público
cuando cometía errores con el instrumento.
Se dice que la obsesión de Paganini era tan, que con motivo
sus interminables sesiones de ensayos, se llegó a deformar los dedos de las
manos, llegado según cuentan, a medir extendidos 45 centímetros.
Sobre Paganini se ha escrito de todo y en todos los
sentidos, pero después de todo, nadie es capaz de afirmar cómo era capaz de
lograr semejantes actuaciones y tocar el violín de la manera que lo hacía, y en
las condiciones que lo hacía, os contaré una anécdota de cuna de sus
actuaciones que han escrito.
Se dice que durante una de sus actuaciones, con el auditorio
lleno, ante el delirio del público la orquesta y Paganini se colocan en sus
puestos y comienza el concierto. Se dice que durante la actuación, un sonido
extraño se escuchó, sonido tal que hizo que el director de la orquesta parase
para comprobar qué había sido. Paganini acababa de romper una de las cuerdas de
su violín debido al ímpetu con el que lo tocaba. Viendo el director que
Paganini no paraba de tocar, mandó continuar a la orquesta, pero pronto otra
vez el mismo sonido. De nuevo el director de la orquesta manda parar y mira al
músico, pero éste, como si no hubiese sucedido nada continuaba tocando, sin dos
cuerdas ya, pero sin perder un solo acorde ni tono.
El público admirado y sorprendido, miraba con asombro lo que
Paganini estaba siendo capaz de hacer con dos cuerdas menos. El director de la
orquesta mandó continuar, pero poco tiempo pasó hasta que una tercera cuerda se
rompió. Expectante, el director de la orquesta miraba incrédulo al músico, pero
éste continuaba como si no pasara nada, absorto por su propia música.
De manera que nadie supo explicar, Paganini, con una sola
cuerda, consiguió sacar todos los sonidos que le hicieron falta para no perder
ni un acorde. El director de la orquesta, los músicos que lo acompañaban y el
propio público quedó atónito ante lo que estaba sucediendo. Paganini acababa de
alcanzar la gloria y la fama mundial.
Se dice que Paganini hizo un pacto con el Diablo para
alcanzar la gloria y pasar a la historia.