Lejos de lo que aparenta, la impresionante casa del 112 de
Ocean Avenue, en Amityville, guarda en silencio la historia que entre sus
paredes sucedió y le dio una terrorífica fama que dura hasta el día de hoy.
En cuanto a la verdad de todo lo que allí sucedió, hay
muchas voces que afirman que todo fue un montaje, fruto de la codicia y la usura,
pero son muchos otros quienes, habiendo vivido algunos de los hechos que allí
sucedieron, afirman que detrás de cada uno de los extraños hechos, hay una
oscura y siniestra fuerza que habita en el número 112 de Ocean Avenue, en
Amityville.
Pero antes de sacar conclusiones, lo primero que hemos de
hacer es conocer la historia, los hechos, aquellas circunstancias que marcaron
a una familia y señalaron para siempre esa casa como un lugar oscuro y maldito.
Todo comienza la mañana del 14 de noviembre de 1974, cuando
el mundo es consciente de lo que había pasado durante la noche en el número 112
de Ocean Avenue. El hijo mayor de la familia DeFeo, con toda la intencionalidad
del mundo, había drogado a todos los miembros de su familia, sus padres, sus
dos hermanos y sus dos hermanas. Mientras todos dormían bajo los efectos de los
somníferos, el joven de 23 años, armado con una escopeta y habitación por habitación,
fue terminando con la vida de todos sus familiares. Todos de la misma manera,
con un tiro a bocajarro en la espalda, a excepción de su madre, a la que asestó
un tiro en la cabeza.
El reloj marcaba las 03:15 horas cuando el número 112 de
Amityville acababa de ser testigo de uno de las masacres más cruentas e
irracionales de la historia. Mucho se habló después a cerca de los motivos que
llevaron al joven Ronald a hacerlo, pero lo cierto es que a día de hoy, nada
está claro a cerca de los motivos que le llevaron a hacer tal locura.
En el momento de ser detenido, el joven Ronald afirmaba que
"unas voces demoníacas le obligaron a hacerlo..."
Justo un año después de que todo esto sucediera, la familia
Lutz adquirió la casa, importándole muy poco los hechos en ella ocurridos. La
casa había quedado a un precio muy bajo después de la masacre y la familia Lutz
creyó que era una oportunidad de las que solo pasan una vez en la vida.
Hay quienes afirman que los Lutz no conocían lo que allí
había sucedido un año antes, lo cierto es que lo primero que pensaron al llegar
a la casa fue llamar a un sacerdote para que bendijera el que sería su futuro
hogar.
Nada más llegar, el párroco afirmó que comenzó a sentirse
mal, a sentir mareos y nauseas, además de sentir una extraña sensación de sentirse
observado y como si lo estuvieran tratando de echar de la casa, lo que le
obligó a tener que irse mucho antes de lo que pretendía de aquel lugar.
En posteriores entrevistas que le han hecho a Daniel, el
mayor de los hijos del matrimonio Lutz, afirmaba que por muchos años que pasen,
nunca olvidará lo que vio y sintió en aquella casa, afirma recordar como si
fuera ayer mismo la gran cantidad de moscas que se agrupaban en el salón y el
sótano, como por los váteres salía un olor y un limo negro que provocaba nauseas,
como hubo manchas de las paredes que por mucho que lo intentaron, nunca las
pudieron eliminar, e incluso algunas cambiaban de forma. También contaba como
vivió múltiples fenómenos de ventanas que se abrían y cerraban sin motivo ni
explicación justo cuando alguien estaba asomado, como algunos objetos de la
casa se movían, como durante muchas noches, escuchaba los susurros aterradores
a su lado mientras trataba de dormir o simplemente se lo hacía. Incluso algún
caso en el que lo levantaron de la cama "fuerzas" sin que él pudiera
hacer nada.
Aquella noche en la que Daniel y su hermano fueron levantados hasta el techo por una
fuerza que nadie explicaba, fue la última que pasaron en aquella casa, al día
siguiente la familia comenzó la mudanza para trasladarse y dejar atrás aquella
casa y lo que en ella habitaba.
Kathy Lutz, afirmó posteriormente que desde el mismo momento
en el que llegaron a la casa, ella no dejó nunca de sentirse observada, notaba
como en la casa había una entidad que poco a poco se iba haciendo más grande y
fuerte. Incluso afirmaba que cada vez con más frecuencia tenía pesadillas con
los horribles crímenes que se habían vivido en la casa, pero en sus sueños, los
protagonistas eran los miembros de su familia.
La familia Lutz nunca
ha querido dar más explicaciones que las justas a cerca de lo que realmente
vivieron en el 112 de Ocean Avenue, de Amityville, pero contaron que en muchas
ocasiones vieron ojos brillantes observando tras las ventanas, sombras
caminando por los pasillos de la casa e incluso en alguna que otra ocasión,
sintieron como eran "poseídos" y algún que otro episodio violento se
vivió en la casa.
El mayor de los hijos de la familia Lutz, afirmó en la
entrevista que concedió hace un tiempo que tenía muy claro cual era el motivo
que causó todo aquello y por qué a posteriores familias no les sucedió nada, afirmó
que el causante fue su propio padre, George Lutz, quien al poco de llegar a la
casa comenzó a practicar en ella sesiones de brujería y espiritismo, y sin
saber lo que hacía ni tener el debido respeto invocó a quien no debía...
Con el traslado de la familia Lutz, la casa, pasado mucho
tiempo fue de nuevo habitada, pero según se dice, nunca más volvió a suceder
nada extraño en ella.